En medio de una crisis de ciberseguridad, cada minuto cuenta. Sin embargo, lo que muchas organizaciones descubren demasiado tarde es que la alta dirección no siempre sabe cómo actuar en estos escenarios. Los ejecutivos dominan la gestión financiera y estratégica, pero rara vez están preparados para tomar decisiones rápidas en un contexto donde la información es limitada y la presión es máxima. Ahí es donde el CISO tiene un papel crítico: preparar a la dirección antes de que el incidente ocurra.
La primera tarea es traducir el lenguaje técnico al de negocio. La alta dirección no necesita conocer el detalle de cómo funciona un ransomware, sino entender qué activos están comprometidos, cuánto tiempo podría estar interrumpida la operación y cuál es el impacto económico y reputacional. Presentar la información en esos términos permite que los directivos tomen decisiones claras, alineadas a los objetivos de la empresa y no únicamente al interés inmediato de mitigar un ataque.
Otra preparación esencial son los protocolos de comunicación. En una crisis, un mensaje mal gestionado puede amplificar el daño. Los ejecutivos deben tener claridad sobre quién comunica, qué se comunica y a quién. Esto incluye desde inversionistas y reguladores hasta clientes y medios de comunicación. Un error en este frente puede ser tan dañino como el ataque mismo. Por eso, los simulacros que involucran a la alta dirección son tan importantes como los entrenamientos técnicos del equipo de seguridad.
También es clave asignar roles específicos. No todos los miembros del comité directivo deben estar involucrados en la parte operativa, pero sí deben conocer su responsabilidad dentro del plan de respuesta. Desde aprobar decisiones críticas de negocio hasta autorizar recursos extraordinarios en tiempo récord, cada directivo debe tener claro qué se espera de él durante una crisis. La improvisación, en estos casos, puede costar millones.
Finalmente, preparar a la alta dirección implica cultivar una mentalidad de resiliencia. No se trata de evitar que los incidentes ocurran, sino de estar listos para enfrentarlos con rapidez, transparencia y visión de largo plazo. Una dirección que comprende este enfoque transmite confianza al mercado y refuerza la percepción de que la empresa está preparada para sobrevivir en un entorno de riesgo constante.
Acciones inmediatas
- Traduce los riesgos técnicos en impactos claros de negocio para la dirección.
- Establece protocolos de comunicación definidos para clientes, reguladores y medios.
- Involucra a la alta dirección en simulacros de crisis al menos una vez al año.
- Define roles y responsabilidades específicas de cada ejecutivo en el plan de respuesta.
- Promueve la resiliencia como parte de la cultura organizacional desde el nivel directivo.
En TBSEK trabajamos con CISOs para preparar a la alta dirección en escenarios de crisis, asegurando que las decisiones se tomen con rapidez y fortalezcan la resiliencia de la organización. Contáctanos aquí.