En el panorama empresarial actual, caracterizado por la creciente integración de tecnologías de inteligencia artificial (IA), ChatGPT emerge como una herramienta prometedora para mejorar la eficiencia operativa y la interacción con los clientes. Sin embargo, junto con su promesa de innovación, su adopción conlleva una serie de riesgos significativos que las organizaciones deben considerar y abordar de manera proactiva.
Uno de los principales riesgos inherentes en un contexto “empresarial” radica en la seguridad y privacidad de los datos. Aunque esta herramienta ofrece capacidades avanzadas de procesamiento del lenguaje natural, puede que los datos confidenciales proporcionados a través de la plataforma puedan utilizarse para su entrenamiento. Este escenario plantea inquietudes sobre la seguridad de la información estratégica de la empresa, especialmente si los usuarios pueden acceder inadvertidamente a datos sensibles o confidenciales. Por ejemplo, la generación de respuestas coherentes y razonables suscita interrogantes sobre la seguridad de la información estratégica, ya que podría comprometer la estrategia corporativa de una empresa si la información generada fuera accesible para terceros.
Además, el uso indebido de ChatGPT por parte de actores malintencionados representa otro riesgo importante para las empresas. Los cibercriminales pueden aprovechar las capacidades de la plataforma para realizar ataques de phishing más sofisticados, crear perfiles falsos en redes sociales, despliegue de bots o generar malware de manera más eficiente. Estas actividades pueden tener consecuencias devastadoras para las empresas, incluida la pérdida de datos confidenciales, daños a la reputación y pérdidas financieras significativas.
Otro riesgo, implica la posible violación de regulaciones de privacidad y cumplimiento normativo. Las empresas deben cumplir con una variedad de regulaciones que establecen estándares estrictos para la protección de datos personales. Su uso podría plantear desafíos adicionales en cuanto a cumplimiento normativo, especialmente en la recopilación, almacenamiento y tratamiento de datos sensibles.
Además, existe la preocupación de que el contenido generado pueda violar las directrices de marca, derechos de autor, requisitos legales o estándares éticos de una empresa. Aunque OpenAI, el desarrollador detrás de ChatGPT, ha implementado políticas para regular el tipo de contenido generado por su plataforma, las empresas deben ser proactivas en monitorear y controlar el contenido generado para garantizar el cumplimiento de sus políticas internas y externas.
Finalmente, los negocios que utilice la plataforma enfrentan riesgos según responsabilidad y garantías asociadas con su uso. Dado que los servicios de ChatGPT se proporcionan "tal cual" sin garantías, las empresas deben comprender los límites de responsabilidad y asegurarse de revisar y verificar el contenido generado antes de su uso para mitigar cualquier riesgo potencial.
En un contexto donde el mal uso de la Inteligencia Artificial (IA) está entre una de las cuatro principales preocupaciones mundiales, los expertos aseguran que es urgente agilizar las discusiones en México para diseñar políticas públicas correctas que permitan tener una regulación que garantice la protección de los derechos humanos sin que la innovación y los ingresos, de hasta mil 700 millones de dólares que esta tecnología podría generar en el país durante 2024, se vean afectados.
Mientras que la adopción de ChatGPT ofrece oportunidades emocionantes para mejorar la eficiencia operativa y la innovación empresarial, también plantea una serie de riesgos que deben ser abordados de manera proactiva por las organizaciones. Al comprender y mitigar estos riesgos, las empresas pueden aprovechar plenamente el potencial de esta o cualquier otro tipo de herramienta de inteligencia artificial generativa mientras protegen la seguridad, privacidad y reputación de su organización.