En los últimos años, el papel del CISO ha evolucionado más rápido que cualquier otra función en el ámbito tecnológico. Lo que antes se entendía como un rol orientado a controles, cumplimiento y operación técnica ahora se ha convertido en una posición estratégica responsable de proteger la continuidad del negocio. El 2026 será un punto de inflexión: las organizaciones ya no buscan únicamente expertos en seguridad, sino líderes capaces de anticipar riesgos, coordinar equipos bajo presión y fortalecer la resiliencia organizacional en entornos cada vez más inciertos.
Para los CISOs de Latinoamérica, este cambio tiene un peso particular. La región combina ciberataques más sofisticados, presupuestos ajustados y una transformación digital acelerada que dejó muchas áreas expuestas o incompletas. Bajo estas condiciones, la resiliencia se ha convertido en la métrica más importante para evaluar la efectividad del liderazgo del CISO. No se trata solo de evitar incidentes, sino de garantizar que la organización pueda seguir operando cuando lo inesperado ocurre.
Una de las habilidades más importantes para 2026 será la capacidad de comunicar riesgo en términos de negocio. Los comités directivos ya no necesitan explicaciones técnicas, sino claridad sobre el impacto real: qué procesos se verían afectados, cuánto costaría una interrupción, cómo afectaría a los clientes y qué acciones pueden reducir el daño. Los CISOs que aprendan a traducir amenazas en decisiones ejecutivas tendrán una mayor influencia en la planificación estratégica del año.
Otra habilidad esencial es la coordinación durante incidentes. En un entorno donde los ataques pueden propagarse en minutos, el CISO debe ser capaz de activar equipos, priorizar acciones, gestionar comunicación y tomar decisiones bajo presión. No puede hacerlo solo; requiere entrenar a líderes de otras áreas, establecer roles claros y practicar escenarios que fortalezcan la confianza operativa. La resiliencia no ocurre por casualidad, sino por preparación anticipada.
El dominio de entornos híbridos también será fundamental. Muchas organizaciones operan entre nubes públicas, sistemas locales, proveedores externos y aplicaciones SaaS distribuidas. Para liderar la resiliencia, el CISO debe entender cómo interactúan estos componentes, dónde existen dependencias críticas y qué configuraciones pueden convertirse en puntos de falla. La visibilidad no es un lujo: es la base para tomar decisiones informadas cuando cada minuto cuenta.
El CISO del 2026 también necesitará habilidades fuertes en gestión de proveedores. La cadena de suministro digital se ha convertido en una extensión del riesgo corporativo, y cada proveedor representa una posible fuente de interrupción. Revisar contratos, exigir requisitos mínimos de seguridad y monitorear accesos privilegiados serán tareas centrales del nuevo liderazgo. Las empresas que ignoren este punto seguirán expuestas a incidentes que nacen fuera de sus fronteras.
La inteligencia emocional será un diferenciador importante. La resiliencia no solo depende de tecnología, sino de la capacidad del CISO para mantener a su equipo enfocado, motivado y alineado en momentos de alta presión. El liderazgo humano —ese que escucha, acompaña y guía— será tan relevante como cualquier control técnico implementado este año.
Acciones inmediatas
- Fortalece tu narrativa hacia el comité ejecutivo usando métricas e impactos de negocio.
- Entrena a las áreas críticas en roles y responsabilidades durante incidentes.
- Mejora la visibilidad de tus entornos híbridos y revisa configuraciones clave.
- Evalúa proveedores críticos y establece requisitos mínimos de seguridad para 2026.
- Desarrolla habilidades de liderazgo emocional para gestionar equipos bajo presión.
En TBSEK ayudamos a los CISOs a fortalecer su liderazgo y convertir la resiliencia en una ventaja competitiva para sus organizaciones. Puedes contactarnos aquí: https://tbsek.mx/contacto/