Cada año trae consigo una evolución en las amenazas y en la forma en que los equipos deben enfrentarlas, pero lo que se espera para 2026 representa un cambio más profundo. La naturaleza del trabajo en ciberseguridad está transformándose de manera acelerada: las herramientas se automatizan, la inteligencia artificial se integra en procesos críticos y los atacantes adoptan tácticas más dirigidas, silenciosas y adaptables. Para mantenerse al nivel, los equipos tendrán que desarrollar habilidades que van más allá del conocimiento técnico tradicional. El próximo año no premiará a quienes sepan más comandos, sino a quienes puedan interpretar el riesgo desde una perspectiva más amplia y estratégica.
Una de las capacidades más importantes será el dominio de la visibilidad en entornos híbridos. Muchas empresas latinoamericanas operan entre infraestructura local, servicios en la nube, aplicaciones SaaS y proveedores externos que manejan datos sensibles. Esta mezcla, que puede parecer funcional, se convierte en una superficie de ataque compleja si no se comprende a profundidad. En 2026, los equipos necesitarán habilidades para leer señales, correlacionar eventos y entender qué ocurre realmente en cada rincón digital de la organización. Saber usar una herramienta no será suficiente; habrá que entender cómo se comporta el negocio para detectar lo que no encaja.
La gestión de identidades y accesos también se consolidará como una de las habilidades más críticas. Durante 2025, gran parte de los incidentes más serios comenzaron con credenciales comprometidas o accesos privilegiados mal gestionados. En 2026, esta tendencia seguirá creciendo, especialmente con la expansión de roles remotos, aplicaciones externas y automatizaciones que requieren permisos elevados. Los equipos deberán dominar políticas de acceso continuo, autenticación multifactor más robusta, análisis de privilegios y detección temprana de comportamientos anómalos asociados a identidades comprometidas.
Las habilidades en inteligencia artificial aplicada también serán esenciales. La IA ya no es una tecnología experimental; es una herramienta estándar tanto para atacantes como para defensores. En 2026, los equipos necesitarán entender cómo supervisar modelos automatizados, cómo evitar que generen alertas irrelevantes y cómo aprovecharlos para acelerar la detección y la respuesta. No se trata de convertirse en científicos de datos, sino de saber interpretar resultados, ajustar configuraciones y tomar decisiones informadas basadas en análisis asistido por IA.
Otro punto clave serán las capacidades de respuesta a incidentes. Aunque muchas organizaciones cuentan con planes y procedimientos, pocas tienen equipos que practiquen con constancia. El 2026 demandará habilidades más refinadas: análisis rápido de impacto, contención precisa, comunicación clara con áreas de negocio y toma de decisiones bajo presión. Las empresas que no entrenen a sus equipos de manera periódica seguirán enfrentando retrasos que amplifican el daño. La respuesta ya no puede depender solo de expertos individuales; deberá convertirse en una capacidad distribuida dentro del equipo.
Las habilidades blandas también serán más importantes de lo que se reconoce. La comunicación con la alta dirección, la colaboración con otras áreas, la capacidad de explicar riesgos en términos de negocio y el pensamiento crítico para priorizar controles serán esenciales en un entorno donde cada decisión tiene impacto en continuidad y reputación. Los equipos que logren conectar lo técnico con lo estratégico tendrán un valor mucho mayor dentro de sus organizaciones y podrán influir en decisiones que históricamente se tomaban sin considerar la ciberseguridad.
El 2026 también exigirá un entendimiento más profundo de la cadena de suministro digital. Las organizaciones deberán identificar riesgos heredados, revisar configuraciones compartidas y evaluar capacidades mínimas de seguridad en proveedores clave. Esto requerirá habilidades para interpretar contratos, analizar dependencias y tomar decisiones basadas en impacto operativo, no solo en cumplimiento normativo.
La madurez, al final, no es un destino técnico, sino una forma de comprender cómo la ciberseguridad acompaña al negocio en sus momentos más críticos. Ese es el punto de partida para cualquier decisión del próximo año.
Acciones inmediatas
- Refuerza las habilidades de visibilidad en entornos híbridos dentro del equipo.
- Entrena a tu personal en gestión avanzada de identidades y accesos.
- Integra prácticas de supervisión de herramientas basadas en IA.
- Realiza simulaciones de respuesta a incidentes al menos cada trimestre.
- Desarrolla habilidades de comunicación orientadas al negocio en roles clave.
En TBSEK ayudamos a los equipos de ciberseguridad a desarrollar las capacidades que necesitan para enfrentar los retos del 2026 con una visión más estratégica y resiliente. Puedes contactarnos aquí: https://tbsek.mx/contacto/